LETRAS, TANGOS Y POESÍAS
Palabras y músicas inspiradas en el Bar Sur
por Marco Denevi
En mi larga vida, la noche porteña está indisolublemente asociada con dos lugares célebres: el Bar-Sur y el desaparecido Bar Unión. Nombrarlos es nombrar a los hermanos Montesino y, en especial, a Ricardo Montesino, su infatigable alma mater.
Le llevo no pocos años, pero la diferencia entre su edad y la mía no ha sido obstáculo para que, desde el primer día o más bien desde la primera noche, anudáramos una amistad que se ha mantenido inalterable hasta hoy.
Resulta difícil no sentirse amigo de Ricardo Montesino.
La atmósfera cálida, acogedora y me atrevo a decir familiar que reina en el Bar-Sur, Ricardo la crea y difunde, no por estrategia de empresario sino por natural irradiación de su carácter.
La palabra “empresario”, aplicada a Ricardo Montesino, parece absolutamente impropia y hasta disparatada. ¿Qué clase de empresario es éste que en lugar de estar pendiente de la cuenta de ganancias y pérdidas, solo consume su tiempo, sus energías y su dinero en conservar para Buenos Aires un sitio defendido contra la invasión de las modas efímeras y contra las implacables órdenes de la economía utilitaria?
Todos cuantos amamos la noche, la conversación, el tango, le estamos agradecidos a Ricardo Montesino por no querer privarnos, no importa cuanto le cueste, de este pequeño gran templo nocturno, el Bar-Sur, donde podamos oficiar nuestros rituales más queridos, más característicos de nuestra condición de porteños.
Pero hay un rasgo, en Ricardo Montesino, que quiero poner en relieve, por lo poco común y, muy especial, porque me atañe como escritor.
Se trata de su decidido y reiterado propósito de vincular el Bar-Sur con manifestaciones o expresiones culturales, literarias y artísticas hasta convertirlo, más de una noche, en un parangón de esos cafés famosos en Europa por estar relacionados con la literatura o con la plástica.
Recuerdo, al azar de mi memoria, el inolvidable homenaje que se le tributó en el Bar-Sur a la escritora Luisa Mercedes Levinson. Recuerdo el espectáculo unipersonal de la actriz Elsa Berenguer.
Recuerdo las varias presentaciones de libros y las exposiciones de pintura.
Y omito, por (falsa) modestia, los actos que Ricardo Montesino organizó en mi honor y para mi honor.
El Bar-Sur no tiene “clientes”. Allí esta palabra carece de sentido. El Bar-Sur tiene amigos, feligreses, cófrades, congregantes. O, todavía mejor, desempolvemos un antiguo vocablo ahora en desuso: “parroquianos”, un término impregnado de camaradería y de comunión.
“De la Academia de las Letras”
Marco Denevi
BAR SUR (1997)
Al cruzar Balcarce y Estados Unidos
se escuchan compases que vienen del sur,
compases de tango y voces amigas
que te garantizan que aquí no hay albur.
Fue, hasta no hace mucho, “Unión” de sentires,
lugar de reuniones largas, hasta el sol,
la noche se acorta a ritmo de tango
y te deja lleno de satisfacción.
Con claro sonido estrepita el piano,
lo sigue, en su ritmo, un buen bandoneón
y suenan con trinos las letras queridas,
de tangos que llegan hasta el corazón.
Ricardo se acerca tranquilo a tu mesa,
comparte una copa, brinda su calor,
te sentís el dueño de tanta belleza,
de aquel buenos aires que fue y no pasó.
Con gesto sereno, detrás del estaño,
ella siempre atenta, para tu atención,
te lo brindan todo, la vida y el canto,
no te falta nada, tenés tu rincón.
Letra: Carlos Lagos
Música: Mario De Carlo
UNION BAR SUR
En un desvanecido San Telmo que se aleja
de aquel tiempo fugado detenido en las fotos.
Regreso hasta el recuerdo de aquella esquina vieja
y recojo los restos de aquellos sueños rotos.
Mientras la luna alta me recuerda otras lunas
y la brisa del río se detiene en mi frente.
Me llueven las estrellas de goteándome de a una,
bajando de la noche, callada y blandamente.
El “Unión Bar” no vino esta noche a la cita.
Con su atmósfera densa poblada de fantasmas.
Ya no suena en el piano la tenue musiquita,
ni el bandoneón despliega los quejidos de su asma.
Ya no canta sus tangos el cantor veterano,
ni se esconde entre el humo la pálida que fuma.
Las muchachas de entonces, con desvelo en sus manos,
no sonríen calladas desde atrás en la bruma.
El “Unión Bar” se borra como un sueño lejano.
Y su espíritu ronda la esquina del Bar Sur…
Volvemos por un rato a andar aquellas mesas.
En otra esquina nueva de templada memoria.
Salvando aquellos fuegos donde se desperezan
los fantasmas aquellos trayéndose su historia.
Mientras la luna nueva que San Telmo me enciende,
me hace ver que es la misma que alambrara aquel cielo.
Retornan las estrellas llenándome de duendes.
Y el “Unión Bar” regresa bajando de otro vuelo.
Letra: Héctor Negro
TRANSPARENCIA
Cuando el hombre decía con su pensamiento
Las formas no se conocían
Las ideas el amor los sentimientos
Vivían unidos fraternos
Muchos de ellos dejaron signos de su existencia
Algunos profetas dan referencias
Pero la verdad
La encontrarás en la paz de tu esencia
Busca la transparencia en ti
Y conocerás todos los secretos
De la vida y el universo
Autor: Ricardo Montesino
BAR SUR
Diseminadas en damero
teclas blancas y negras
forman tu piso musical viejo Bar
algún piano enamorado
dejó caer sus notas y claves
una noche en constelación estelar.
En una esquina de San Telmo
cumples tu destino
bajo la luz de un fanal
música poesía y canto
en tu ámbito irreal.
Componen tu estilo
en abrigado afán
pinturas, fotos, hilos de perlas,
enredándolo todo
en romántico abrazo de mar.
Bajo luces titilantes
estrellas noctámbulas del Bar
un bandoneón esparce notas celestes,
tan sólo por jugar locas glicinas
se escondieron en sus pliegues.
Bar Sur mítico atalaya de la porteñidad,
por si algo te faltaba,
a mi derecha pude contemplar,
envuelto en la bandera argentina
el cuadro del Criollo Zorzal.
Autor: Torres Buchieri, Ana María
BANDONEON DE BAR SUR
Brillan los adoquines de San Telmo
esta noche las gotas de lluvia han escrito
nuestros nombres sobre el pavimento azul,
juego interminable del agua hasta el dulce amanecer.
Por las callecitas empinadas ramas de glicinas
cortinan las viejas paredes,
estelas celestes guían nuestros pasos
hacia la musical noche del Bar Unión.
Al marcar las diez, tus manos construirán
mundos de armonías, de tu hechizado bandoneón
caerán apasionadas notas
sobre mi blando corazón.
Cruzará el cielo la dulce melodía
enredándose en la desvelada farola
que en su intento de alumbrar,
en clave de sol, su luz transporta.
Las campanas de San Pedro
indicarán que el alba ya llegó,
la noche en un descuido olvidará
una estrella sobre tu bandoneón.
Autor: Torres Buchieri, Ana María
RICARDO MONTESINO
Los cielos cambian de color
El corazón no halló razón
Entendió que el amor es amor
Nace como el sol
Y muere junto a Dios.
***
Tu mar
donde te pierdes todos los días
o puedes estar toda tu vida,
y ese cielo
con ese pájaro
que se transforma en tu deseo.
***
Busco el cielo
encuentro el día
siento la vida
y estás Tu.